LA IZQUIERDA POLÍTICA

2 la izquierda Izquierda radical (el comunismo) son las  opciones  políticas que tienen como eje fundamental la defensa de la igualdad económica  no creyendo por el contrario en la  libertad, aunque la utilizan cuando les interesa.  Son  furiosamente igualitarios. Consideran el capitalismo y la democracia  como sistemas intrínsecamente perversos porque no persiguen la igualdad.

La izquierda que se dice moderada,  la socialdemocracia, dice  que aceptaría ambos sistemas, pero para conseguir la igualdad precisarían de  una intensa intervención del estado en economía que garantizara la satisfacción de las necesidades mínimas. Es lo  que ellos llaman estado de bienestar. Pero el  intervencionismo,  al controlar nuestras vidas  y decirnos  lo que tenemos que hacer y  lo que tenemos que pensar tienen que limitar nuestros derechos individuales, como el derecho de propiedad.

En la práctica,  se manifiesta como una secta que tiene respuestas para todo, pero siempre en la misma dirección: la del mal.  Da lecciones   de ética y de política, de la moral pública y privada, de las relaciones de la religión con la política, etc. Algunos pueden  tener buena intención pero están en el bando equivocado.

El referente de la izquierda actual, de la izquierda de siempre y de la izquierda futura es Marx, que no creía ni en la libertad ni en la democracia. Se  autoproclamó  el hombre providencial que aboliría para siempre la explotación del hombre por el hombre. Él, con sus teorías terminaría con el tiempo del Mal, vendría la salvación de los pobres y la eternidad del Bien, es decir, el Cielo en la Tierra. Lo recoge en un verso  la Internacional “es el fin de la opresión”.

En el fondo Marx  tuvo  la tentación luciferina de “ser como Dios”, para mandar sin límites y  crear un hombre nuevo, sin más leyes que su voluntad y sin el menor respeto a la libertad, aunque se tuviera que matar.

La libertad para la izquierda  es sólo la ausencia de dominación o explotación del hombre por el hombre. No entienden que  además es  la ausencia de interferencias del estado  en todos los ámbitos de la vida, que la igualdad es incompatible con la libertad de empresa, la libertad de comercio y con el derecho de propiedad. Por eso, en Berlín pusieron un muro, no para evitar que entraran los enemigos sino para evitar que salieran los berlineses.

Y como no les gusta la libertad, tampoco les gusta la democracia. La consideran como un tránsito al socialismo y las elecciones  una colaboración necesaria  con el «régimen burgués». Cuando ganan   “es la voz del pueblo la que ha hablado” y cuando pierden, “no pasarán”.

En España no ha cambiado porque no  ha condenado nunca   los asesinatos cometidos en su nombre, ni dentro  ni fuera. No ha condenado el asesinato por parte de los comunistas de más de 100 millones de personas  ni  ha renegado  de Pablo Iglesias (el fundador del PSOE,  de Largo Caballero, de Indalecio Prieto,   de La Pasionaria o de los asesinatos de Paracuellos durante nuestra guerra civil.

Defiende   todo que pueda darles votos, como  el feminismo radical,  el ecologismo, el animalismo  y  el pacto con los separatistas  o con  los filo etarras  de Pamplona

Y… ¿qué dicen los intelectuales? Los intelectuales no dicen nada porque son demasiado soberbios para reconocer sus errores.

Enrique Gómez Gonzalvo  07/11/2019 Referencia 450


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