El protestantismo renacentista es otro gran mito exaltado por los ilustrados del XVIII ya que no supuso un progreso en la trayectoria del pensamiento, sino más bien al contrario. La escolástica de Santo Tomás de Aquino ya había reconoció el libre albedrío y la libertad del hombre. Con ello, el ser humano se hacía responsable de sus actos por lo que merece merecía castigo o recompensa. Este hecho es la base de la ética y de la responsabilidad personal.
Para Lutero, por el contrario, Dios sabe y decide desde la eternidad quienes van a salvarse o a condenarse negando con ello el libre albedrío. Si bien, intuían los protestantes, que los que llevaban una vida austera, piadosa y con éxito económico, estaban destinados a la salvación eterna. Calvino creía que, si a uno le “iba bien” en la vida, si sus negocios eran prósperos, si su cuerpo era saludable y vivía con austeridad, era seguro que se salvaba. Por el contrario, si sólo sufría desgracias en su existencia terrenal, le visita la enfermedad, no tenía hijos y no prosperaba, seguro que era uno de los “predestinados” a condenarse.
El catolicismo predica la miseria como una virtud, lo que ha constituído una rémora para el progreso, mientras los protestantes resaltan el éxito en la vida y en los negocios.
Los valores católicos son los valores de la libertad, de la igualdad, de la solidaridad, de ayudar al que lo necesita. Creen que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, que todos somos iguales, que nadie es más que nadie. Por ello, como se decía en el Siglo de Oro “al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero no el honor… “ Ello hace que en el bajo clero y en los católicos de base haya gente muy buena.
El catolicismo ha sido más favorable a la libertad, a la igualdad y a la separación del la iglesia y del estado. Al admitir la dignidad del hombre, junto con el hecho anterior, se establecen las bases del liberalismo.
Lutero introdujo el relativismo, según el cual las opiniones morales o éticas pueden variar de unas personas a otras y todas son igualmente válidas y ninguna es mejor que otra. Con esta doctrina, según Gustavo Bueno, si fuéramos protestantes el código de la circulación no tendría valor porque cada uno lo interpretaría como le diera la gana.
Según los protestantes, para salvarse es suficiente con tener fe, a diferencia del catolicismo que solo exige buenas obras.
La Reforma se impuso por motivos políticos y económicos, partió la civilización europea de la Cristiandad y produjo continuas guerras civiles, no solo contra los católicos sino entre sus diversas sectas.
Con la Reforma no triunfo la tolerancia. En muchas zonas protestantes no se podía ser católico. Eso de la libertad religiosa tan bonito y tan moderno estuvo muy lejos de alcanzarse.
Con la Reforma, el Sacro Imperio se quedó anclado en la Edad Media hasta el siglo XIX.
Enrique Gómez Gonzalvo 14/10/2019. Referencia 300