Hubo un gran gobernante progresista que prohibió la caza del zorro y declaró que en su país «no debería haber cabida para la crueldad con los animales». Este animalista se llamaba Adolfo Hitler.
Naturalmente hay animalistas buenos, malos y regulares. Son animalistas buenos aquellas personas que recogen perros abandonados, los curan y después se quedan con ellos o los dan en adopción.
Para los animalistas que han constituido un partido político, PACMA, no es suficiente tratar bien a los animales. Consideran que los animales tienen derechos tradicionalmente reconocidos sólo al hombre. Esto es una aberración intelectual. No es lícito maltratar a los animales, pero los animales no tienen derechos y tampoco tienen deberes. El águila puede devorar impunemente una gacela y no se le castiga.
PACMA, entre otras cosas propone: Que se declare obligatoria la castración de todos los perros, gatos y hurones en manos de propietarios particulares. Que se designen inspectores que estarían facultados para presentarse de improviso en los domicilios y comprobar el buen estado de los animales. Que sea obligatoria la práctica de la autopsia a los animales domésticos muertos, para determinar si ha habido maltrato.
Pretenden tratar a los animales como seres humanos.Es cierto que la estructura del cerebro es análoga en todos los mamíferos, Pero el hombre es prácticamente el único ser vivo que es consciente de su propia Existencia, que se reconoce ante el espejo sabiendo que es un ser distinto y diferente del resto del universo y que es consciente de que es consciente de este hecho.
El animal puede sentir dolor, pero no es consciente que ha sentido dolor. Ni siquiera sabe ni que existe.
Lo grave no es que digan «déjame ser animalista», sino que digan «yo, como animalista, te digo a ti que tú no puedes ir a los toros».
En el fondo es la manía que tiene la izquierda de prohibir y por eso se disfrazan de feministas, ecologistas o animalistas, pero siempre contra la libertad.
La base es que la izquierda se cree moralmente superior. Divide al mundo en buenos y malos, en opresores y oprimidos y ellos, como son los buenos, se ponen al lado de los débiles y los oprimidos. Y a los animales los consideran seres oprimidos.
La contradicción es que, esa izquierda se muestra muy “comprensiva” con las dictaduras comunistas, como Venezuela. Unas veces dicen que esos crímenes eran necesarios e inevitables y otras los relativizan y afirman que el comunismo que mata no es el verdadero comunismo.
Enrique Gómez Gonzalvo 10/10/2019 Referencia 261