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En el año 1957 hubo tres políticos que sacaron a España de la pobreza y nos convirtieron en un país desarrollado por lo que los españoles de varias generaciones les debemos gratitud. Se trata de Alberto Ullastres, Ministro de comercio de 1957 a 1965, Mariano Navarro Rubio, ministro de Hacienda en la misma época y Laureano López Rodo, Comisario del Plan de Estabilización de 1.957. Los tres eran austeros, honrados, trabajadores, con una vida privada ejemplar. Los tres hicieron un enorme servicio a sus compatriotas y, cumplida su misión, se retiraron a su vida privada. Los tres fallecieron sin fortuna personal. Don Laureano en el 2000 y Don Alberto once días después que Don Mariano en el 2001..
Los hechos sucedieron así. Era el año 1958 y teníamos la renta per cápita más baja de Europa. No podía echarse la culpa a la Guerra Civil pues había acabado 20 años antes. España estaba a punto de suspender pagos cuando Franco, que no sabía nada de economía y no comprendía lo que pasaba, llamó al Pardo a Alberto Ullastres, que le explicó la situación. Franco le preguntó que cómo podíamos haber llegado hasta ese punto si había subido tanto el salario de los trabajadores, según le había dicho la Falange. La respuesta del ministro fue clara, «precisamente por eso Excelencia, porque hemos provocado una inflación y tenemos una regulación excesiva de la economía».
Franco, en un ataque de pragmatismo o de reconocimiento de su enorme ignorancia, dijo: “Señor Ullastres, confío en Vd., haga lo que tenga que hacer y hágalo cuanto antes”. Mítica frase que cambió el curso de la historia de España.
Se puso en marcha el Plan Nacional de Estabilización Económica y Social (lo de social era para que no chocara con la Falange y lo tachara de capitalismo salvaje). Así terminó la época azul falangista y comenzó la tecnocrática., más ligada al Opus Dei.
Los efectos del Plan no se hicieron esperar y fueron espectaculares. En un año la inflación se redujo del 12,6 al 2,4%, las reservas de divisas se triplicaron y la balanza de pagos tuvo superávit. En Europa hablaban del “milagro español”.
En pocos años España pasó a ser de país subdesarrollado a la décima potencia industrial del mundo. Los que militaban en el sector azul, abiertamente intervencionista, tanto ellos como sus hijos terminaron militando en el PC y ahora están bien instalados en el PSOE.
El fallecimiento de Don Laureano, de Don Alberto y de Don Mariano, ya en democracia, pasó desapercibido. No acudieron políticos que dijeran que eran personas extraordinarias y que habían hecho un enorme servicio a España. Ellos, hubieran contestado que simplemente cumplieron con su deber.
La, hasta poco alcaldesa comunista de Madrid por la gracia de Pedro Sánchez, Manuela Carmena, quiso quitar sus nombres del callejero de Madrid, pero ¡oh sorpresa! ninguno de los tres tenía calle. Tampoco hacía falta.
Algún día la Historia los pondrá en su sitio como a los grandes ministros de la Ilustración Jovellanos, Campoamor o el Conde de Aranda.
Enrique Gómez Gonzalvo, 09/09/2019. Referencia 177
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