La España de Amancio Ortega es la que representa el triunfo de la propiedad y de la libertad. Representa a la gente que por su talento y su esfuerzo se hace con un dinero y además reparte lo que cree que le sobra. Es la España que está a favor del plan hidrológico nacional que propuso José M Aznar, que busca ayudar a las zonas más pobres y que no quiere favorecer a las regiones más ricas que son los vascos y catalanes.
La España de Pablo Iglesias, por el contrario es la de las comisiones y de las subvenciones. Es la que quiere acabar con la derecha y crear un régimen populista de extrema izquierda. Es la España del odio y del rencor. Es la España de la dictadura ideológica, de la tiranía comunista que se disfraza de feminista, ecologista, animalista, vegetalista… pero siempre mandando. No dicen «déjame ser animalista», sino «yo, como animalista, te digo a ti que tú no puedes ir a los toros». Es la que le dice a la gente lo que tiene que hacer, lo que tiene que pensar y si no lo hace es un facha, el enemigo público número uno.
Es la que le gusta prohibir., desde los festejos taurinos, hasta las procesiones, el crucifijo en las escuelas y acabarían prohibiendo el futbol si no lo pudieran controlar. Es la España que fomenta la envidia para generar odio y ganar unas elecciones. Es la que cree que, como son comunistas se han convertido en seres superiores que pueden disponer de la vida y hacienda de sus semejantes y puede sacrificar a toda una generación para la instauración del paraíso comunista.
Es la España que dice desde un casoplón en Cuelgamuros, que no se pueden aceptar limosnas de un millonario y que la democracia digna es la de Venezuela.
Es la España del 36, la del Frente Popular de socialistas, comunistas y separatistas, basándose en la idea de que la derecha políticamente no tiene derecho a existir.
Amancio Ortega, viniendo de la nada de un pueblo de Orense ha construido uno de los grandes imperios textiles. Lo ha conseguido de manera tan sencilla como fabricando un producto a buen precio y que gusta a la gente. Educado, como tantos españoles en su época, en la idea de ahorrar, trabajar, fundar una familia. Y en hacer el bien. Porque para él, ayudar a los pobres es una obligación. No sé si es practicante, creyente o agnóstico, pero esos son los principios de nuestras raíces cristianas.
Desde su creación en 2001, las aportaciones altruistas de la Fundación Amancio Ortega superan los 560 millones de euros. Fue hace dos años cuando esta fundación anunció una de sus donaciones de mayor calado: 320 millones de euros para comprar más de 290 equipos oncológicos de última generación. Esta cuantía se repartió por todas las Comunidades Autónomas y sus Consejerías de Sanidad se encargaron de comprar los aparatos.
El Dr. Carlos Ferrer, Presidente de la Sociedad Española de Radiología y Radioterapia, afirma que con el dinero donado por el fundador de Inditex «se han adquirido más de 100 equipos de última generación de radioterapia, a lo que hay que sumarle los mamógrafos, ecógrafos, máquinas de resonancia, de TAC…».
Lejos de ser arbitrario, como pretende hacer creer Podemos, el reparto de los aparatos de radioterapia ha logrado beneficiar a «todos los equipos de radioterapia de todos los hospitales públicos de España», asegura el experto. «El parque tecnológico de los equipos de radioterapia estaba tan obsoleto que el 40% de los equipos tenía más de 12 años. Algunos, tenían hasta 19, lo que sobrepasa en 7 u 8 años su vida útil».
Pablo Iglesias quiere acabar con lo que representa Amancio Ortega y con la fiesta nacional, es decir, con España.
No conseguirá ninguna de las dos cosas
Enrique Gómez Gonzalvo 28/8/2019 Referencia 471