Los celos son un sentimiento (como el odio, la envidia, la gratitud, la admiración, el afecto, el amor, la amistad…) que producen un estado ansioso y de inseguridad ante el temor de perder el afecto o la atención de un ser queridos. Suelen ser transitorios y disminuye su intensidad en la medida en que se alcanza mayor madurez en la personalidad.
Como todos los sentimientos dependen de nuestro cerebro límbico o emocional, no del racional y, aunque los sentimientos están conectados con la razón, son muy difíciles de controlar, razón por la cual son tan profundos y perdurables aunque no eternos.
Los celos tienen que ver con la defensa del territorio, no del físico sino del afectivo. Lo más eficaz es el diálogo, comunicar estos sentimientos, para que se produzca una catarsis que produzca un alivio inmediato de los síntomas.
Suelen ser más intensos en personas inmaduras, inseguras, con baja autoestima, en la adolescencia y en los primeros años de la juventud. Como todos sentimientos, son normales si su intensidad es limitada y su presentación ocasional, pues forman parte del desarrollo emocional de los seres humanos.
Cuando el individuo está convencido que es engañado por el cónyuge sin ningún argumento lógico o prueba que los confirme y se constituyen en el epicentro de su vida, de su forma de actuar y pensar, entonces se trata de un delirio, enfermedad que se conoce con el nombre de celotipia, aunque ellos no se consideren enfermos.
Las personas que padecen celotipia suelen discutir con su pareja al intentar comprobar la imaginaria infidelidad, pudiendo incurrir en acciones como coartar la libertad de movimiento de la otra persona, seguirla, agredirla o investigar al supuesto amante.
Para establecer el diagnóstico de celotipia la sintomatología debe durar por lo menos un mes y, aunque suele ser un trastorno crónico, como en todos los delirios a menudo se producen oscilaciones en la intensidad de esas creencias ya que su curso es variable.
Celos infantiles no tiene nada que ver con la celotipia ni con el apartado anterior.
Los celos entre hermanos surgen como consecuencia de la competencia entre ellos para conseguir el amor del padre. Es el motivo por el que Caín mató a Abel, que era el preferido de Dios.
El padre suele proteger al pequeño porque es el más débil y la madre suele hacerlo a la niña por el mismo motivo. Ellos no deben mediar en las peleas entre hermanos, simplemente decirles “Estaos quietos. Resolved vuestros problemas hablando”. Explicarles que pueden disentir, pero bajo ningún concepto agredirse verbal o físicamente.
Enrique Gómez Gonzalvo. 12/08/2019. Referencia 266