La democracia se basa en que se puede cambiar el gobierno de forma pacífica sin golpe de Estado ni guerra civil. Es la alternancia pacífica en el poder y todos los españoles tienen la posibilidad de participar.
La libertad es otra cosa. Un gobierno elegido democráticamente puede ser tan opresivo como el de una dictadura. Hitler, una vez nombrado canciller, provocó el incendio del Reichstag en febrero de 1933 para que se aprobase un decreto que limitara los derechos de la Constitución alemana. Con leyes a su medida pudo detener y perseguir a sus adversarios políticos e implantar la dictadura nazi.
Es lo que ocurre en Cataluña y en el País Vasco. No se puede hablar de libertad si no hay igualdad ante la ley.
Esta idea es tan importante que está implícita en el concepto mismo de nación: “asociación de un conjunto de ciudadanos libres e iguales” y fue recogida en la Constitución de Cádiz. Por esto, después de su aprobación en 1813, un diputado pudo decir “ahora ya no somos catalanes, no somos valencianos, no somos gallegos, no somos aragoneses, somos españoles y cada uno de nosotros representamos a todos los españoles”.
Doscientos años después, esta igualdad ante la ley no se ha conseguido en España por la existencia del cupo vasco, por los llamados derechos Históricos de Navarra y, sobre todo, por la existencia misma de las Autonomías.
Se permite que los españoles que viven en Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Galicia y Navarra y que no hablan el idioma regional, no puedan escolarizar a sus hijos en su lengua materna, que es el español, el idioma oficial del Estado, el que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho de hablar.
Al no hablar el idioma regional, tampoco pueden acceder a los puestos de la administración del estado y de la sanidad.
La inmersión lingüística fue impuesta por Pujol y copiada en el resto de las comunidades autónomas. Esto hace hace que un niño que nace en Cornellá, si sus padres son castellanohablantes, es como el magrebí que tiene que aprender el español cuando llega a España o el español que tiene que aprender el inglés si va a Inglaterra. Así, un español nacido en España es extranjero en su propia tierra.
No importa que esas leyes discriminatorias hayan sido votadas en los parlamentos regionales. La libertad y la igualdad ante la ley han de estar por encima del poder político y de los parlamentos nacionales y regionales.
Tampoco hay igualdad con la Ley de violencia de género. Por un mismo delito se castiga de forma diferente a un hombre y a una mujer. Discrimina a los españoles por su sexo.
Enrique Gómez Gonzalvo 19/07/2019 Referencia 298