España es una construcción política, jurídica o cultural, lo que quieran. La realidad es que es un hecho histórico que tiene 2.000 años de civilización y más de 200 de régimen constitucional, que es más de lo que tiene el 90 % de las naciones de la ONU y muchas cosas más de las que debemos enorgullecernos.
Las primeras Cortes de Europa fueron las de León en el 1188. La antigua Corona de Castilla era la más extensa de Occidente tanto en territorio como en población. Los comuneros de Castilla Padilla, Bravo y Maldonado representaron el primer islote democrático de Europa, mucho antes que la Revolución Francesa.
Descubrimos el Nuevo Mundo y lo civilizamos porque a lo que allí había, cuando llegamos los españoles, no se le podía llamar civilización. Los aztecas que encontró Cortés en Méjico eran caníbales y de un salvajismo brutal y las llamadas guerras de las flores eran matanzas rituales. En cuanto a los incas trabajaban muy bien la piedra, pero su civilización era arcaica y no conocían ni la rueda.
Nuestra labor civilizadora fue inmensa. Fundamos ciudades, universidades, aportamos una religión que eliminó los sacrificios humanos y que no establecía diferencias sociales porque premiaba o castigaba a todos por igual. Les dimos un idioma que permitió la unidad de todos los pueblos desde Río Grande hasta la Patagonia, que produjo un largo período de paz hasta la independencia, en que se reanudaron las guerras.
Isabel La Católica, para evitar el abuso de algunos encomenderos, puso a la población indígena bajo la tutela de Corona y ordenó en su testamento que se protegiera a los indios. Hubo un debate teológico ante Carlos I entre Sepúlveda y el Padre las Casas de cómo tratar a los indios y el Emperador ordenó que había que protegerlos porque los indios tenían alma, eran personas hechas a imagen y semejanza de Dios. A comienzos del siglo XVI, esto no había sucedió en ninguna otra potencia.
Ya en nuestro Siglo de Oro, mucho antes por lo tanto que Locke, Tocqueville o Adam Smith, Juan de Mariana, Francisco de Vitoria, Francisco Suárez y otros autores dominicos, agustinos y jesuitas de la Escuela de Salamanca abogaron por la defensa del ciudadano frente al abuso del poderoso, de las libertades individuales, de la economía de mercado como el medio más eficiente justo y ético para la organización de la vida humana y en la defensa de otros principios que hoy consideramos fundamentales como el derecho a la vida y a la libertad.
Es por esto por lo que la colonización de América fue más humana que la realizada por otras naciones europeas, realizadas en épocas muy posteriores. Es verdad que se cometieron abusos, lo mismo ocurrió por ejemplo con la expansión de la civilización romana a la Península Ibérica y no por eso renegamos de esa civilización.
Tuvimos en 1812 la tercera constitución del mundo tras la americana y la francesa, aunque ambas duraron poco. La francesa por la guillotina y la nuestra por Fernando VII, el peor rey de nuestra historia.
Hoy disfrutamos de un sistema democrático tan avanzado y garantista como el que más. Somos un país que se sitúa entre los diez o doce más desarrollados del mundo. Nuestra renta per cápita es envidiable. Nuestras empresas de obras públicas realizan importantes proyectos como la ampliación del Canal de Panamá o el AVE La Meca-Medina. Gestionan el tráfico aéreo en medio mundo, los suministros de agua en capitales importantes. También son importantes y punteras las del sector energético y de telecomunicaciones.
La opinión de los extranjeros sobre España es mucho mejor que la que tenemos nosotros. Según la consultora holandesa Reputación Institute que estudia la reputación de España en el mundo, ocupamos el puesto número 13.
Esta es la España que quieren romper los golpistas y con los que quieren pactar los socialistas para gobernar.
Enrique Gómez Gonzalvo 7/7/2019 Referencia 185