Amancio Ortega representa la España que trabaja, que prospera, que crea dinero y que no depende del gobierno. Representa el culto al trabajo, al mérito y al esfuerzo. Representa a los que con su trabajo, con su esfuerzo y su talento consiguen una vida confortable para él y para sus hijos y el dinero que cree que le sobra lo destina a curar el cáncer.
Es el símbolo también el esfuerzo personal, del valor del trabajo, del ahorro y de la generosidad. Después de pagar en impuesto de sociedades 1.200 millones de euros y dar trabajo a sus 56.000 empleados que tiene en España, ha donado a los hospitales de la Seguridad 360 millones de euros para la compra de equipos de radioterapia con destino al tratamiento del cáncer.
Los que atacan a Amancio Ortega son los que están movidos por el odio y el rencor contra los que valen más que ellos. Son los que odian el esfuerzo, el talento, el triunfo, el éxito. Son los que defienden a Venezuela porque están contra la libertad, la propiedad y ahora demuestra que también contra la caridad. Ellos, como Pablo Iglesias, han pedido que se rechacen las donaciones y dicen que es intolerable recibir limosnas de un multimillonario.
Cuando muera Amancio Ortega, un español con cien veces más valor y mérito que Rubalcaba, creador de un imperio comercial que se extiende por todo el mundo y que da trabajo a decenas de miles de españoles y a otros tantos extranjeros, veremos su entierro austero, sin reyes, sin boato, sin gastos del Estado, sin medios de comunicación rastreros haciendo la ola al poder, porque el gran empresario gallego no ha sido miembro de la casta política.
No dispondrá de una calle, plaza, rotonda o polideportivo como esos miles de políticos mediocres, muchos de ellos corruptos y malos gobernantes, como Rubalcaba.
En las redes se dice que Alfredo Pérez Rubalcaba fue el hombre que mentía con más sinceridad de España. Que fue el impulsor de los GAL. El que organizaba manifestaciones no contra el terrorismo, sino contra el gobierno del Partido Popular que combatía el terrorismo. El que el 11 M sitió las sedes del Partido Popular. El que siendo ministro del interior mandó a la policía avisar a los jefes de ETA de que en Francia les iban a detener. Dicen también que “mas que Dios le guarde, que Dios se guarde de él”.
Los socialistas, con la complicidad de los medios lo exaltan como un gran “hombre de Estado”, “un ejemplo a seguir”, “un referente”.
Fue el forjador de aquella frase “España se merece un gobierno que no le mienta” y, después de pronunciarla, formó parte del gobierno que más y mejor ha mentido en España, hasta que llegó Pedro Sánchez, que fue el de Zapatero.
Quizá lo que mejor le retrate fue un episodio que sucedió en los pasillos de las Cortes. Tras un enfrentamiento que había tenido en el hemiciclo con el diputado del Partido Popular Carlos Floriano, le dijo “Veo todo lo que haces y oigo todo lo que dices”.
Pero… ¿ha hecho algo bueno por España?
Enrique Gómez Gonzalvo 17/06/2019 Referencia 451
.