En un principio fue la mitología y la magia. La mitología consiste en una serie de relatos que, se mantienen de generación en generación por difusión oral, y que dan una explicación imaginaria de los hechos. La magia, practicada sobre todo por hechiceros y chamanes, consiste en la exhibición de poderes falsos manipulando objetos de la naturaleza.
Después vinieron las religiones. La esencia de las mismas es la subordinación del hombre a un referente, al que se le atribuye un poder.
En las religiones primarias el referente es un animal al que se le atribuyen poderes extraordinarios por lo que se le invoca y adora. En las religiones secundarias o míticas, como las antiguas religiones griegas y romanas, el referente es el dios mitológico y antropomorfo. En las religiones terciarias o teológicas, como el cristianismo o el islam el referente es un ser superior que, a la vez, sería la representación del amor, de la justicia, de la bondad y de tantas otras cosas buenas. Sería a la vez el dios creador y protector de sus hijos.
Para los no creyentes, dios es una idea, es producto del pensamiento mágico, que es el pensamiento que nace cuando no se encuentra una explicación racional.
La ciencia sigue buscando explicaciones racionales de la creación, de la evolución del universo y de la aparición y desarrollo de la vida.
Muchos de los principales científicos del siglo XX creen en la existencia de una Inteligencia superior que habría intervenido en la creación del cosmos y sería la responsable de la evolución de la materia viva que va desde una bacteria hasta el homo sapiens. Para ellos, la religión podría encajar filosóficamente con la ciencia.
Esa Inteligencia superior, si no fue una explosión espontánea o producida por un detonante aún no explicado, sería la responsable del bing bang que se produjo hace 13.800 millones de años. También sería la responsable, si no se debió al azar, de la evolución de los seres vivos a la máxima perfección o de la configuración de nuestro cerebro con billones de neuronas interconectadas.
Y, finalmente, también sería responsable de los requisitos que nuestro planeta tuvo que alcanzar para que pudiera surgir y desarrollarse la vida inteligente, con el sol a distancia debida, la luna convenientemente ubicada, temperatura y campo magnético adecuados, etc.
Enrique Gómez Gonzalvo 20/05/2019 Referencia 411