
Andalucía no es ni peor ni mejor que el resto de España. Como todas regiones tiene zonas del interior de despoblación, de emigración, con dificultades de comunicación en las zonas montañosas, pero tiene zonas fértiles y prósperas, como el Valle del Guadalquivir y, especialmente, la Costa del
Sol. En Huelva y Almería, que antes eran pobres, los andaluces han creado una agricultura prácticamente en el desierto.
Sin embargo, la renta per cápita es poco más de 15.000 dólares mientras que la de Cataluña es de casi 30.000. También está a la cabeza del paro en España, incluso en muchas regiones que no son pobres.
Todo esto es debido a que el socialismo, que ha gobernado en Andalucía durante casi 40 años, ha asfixiado su capacidad productiva, que es extraordinaria.
La izquierda andaluza ha realizado un adoctrinamiento en las aulas y en los medios de comunicación que ha consistido básicamente en describir la ocupación musulmana como una época gloriosa, a la vez que desprecia su pasado romano y cristiano.
La investidura del nuevo gobierno estuvo oscurecida porque, a instancias de Susana Díaz, se produjo un escrache y asalto al parlamento andaluz, mientras ella estaba en su interior. En dicho escrache, en el que se protestaba por lo que habían votado los andaluces, participaron mujeres afiliadas a las asociaciones feministas, generosamente subvencionadas por el gobierno andaluz.
Pero… ¡qué nivel! Sus gritos eran: ¡Os han engañado, que la virgen ha follado! ¡Ito, ito, ito, mi nena tiene pito! ¡Ono, ono, ono, mi niño tiene coño! ¡Mi vida, mi cuerpo, mi forma de follar, no se arrodillan ante el sistema patriarcal! ¡Todas las feministas tenemos el deseo de luchar contra el machismo, con mucho meneo! Pensar que esto ocurría en una tierra que había dado tres emperadores a Roma…
La nueva etapa que se inicia en Andalucía y en el resto de España, cuenta con la irrupción en el panorama político del nuevo partido, VOX, catalogado por algunos como “extremista”. Ya veremos.
Algunos dicen que la identidad de los andaluces es diferente. Para empezar la identidad colectiva, más allá de cierta identidad histórica, cultural, religiosa o profesional no existe. Los granadinos, malagueños, almerienses, sevillanos, gaditanos, onubenses, cordobeses y jienenses no poseen un conjunto de caracteres comunes por haber nacido al sur de Despeñaperros. Lo que ocurre es que determinados estereotipos se han elevado a la categoría de procesos científicos.
Desde el siglo XV ó XVI hay una imagen que ha permanecido en el imaginario español e incluso internacional sobre los andaluces y lo dibuja como indolente, poco trabajador, narcisista y amante de la fiesta. El mismo Ortega y Gasset, en su Teoría de Andalucía, también calificaba a los andaluces como «hedonistas», «perezosos» y «holgazanes». No hay que repetir que los estereotipos, como las leyendas son falsos, que la moderna antropología no los confirma.
Pero, aún hay más. En el siglo XI, los viajeros románticos, especialmente franceses e ingleses como Gautier, Merimé, Byron, Lewis, Ford inventaron una Andalucía que no existía: exótica, espontánea, voluptuosa y sensual plagada de toreros, gitanos, bandoleros y señoritos. Una imagen de una Andalucía pintoresca, castiza y agitanada que está reñida con el mundo de la modernidad y la industria.
Enrique Gómez Gonzalvo 29/03/2019 Referencia 433
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