La grandeza de la democracia de un país está en la división de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Si esta división existe, si se respeta la ley y las libertades individuales, si el poder está por debajo de la ley, si todos son iguales ante la ley, se trata de un gran país, de lo contrario el país no vale nada. Éste es el llamado Estado de Derecho, que es cuando el Estado se encuentra limitado por el derecho.
La férrea división de los tres poderes clásicos es directamente proporcional a la calidad de una democracia. El diputado, portador del poder legislativo, es tan importante que el escañó pertenece a él y si por un problema de conciencia o en uso de su libertad personal se va de su partido y de su grupo parlamentario, sigue teniendo el escaño hasta que termine la legislatura. Y para que no haya limitación a la libertad de expresión, el escaño significa aforamiento.
Nosotros, los españoles, que hemos sido algo importante en el mundo, si no resolvemos el golpe de Estado que está en marcha en Cataluña llegaremos a ser menos que nada.
En el siglo IX, 40-50 años antes que en Gran Bretaña, en el reino de León se instituyó el Parlamento para limitar el poder del rey y conseguir que el dinero público se gastara de acuerdo con los intereses del pueblo y no con los intereses particulares de los gobernantes. Las ciudades, sobre todo en la Corona de Castilla, nacieron en las fronteras del islam conforme avanzaba la Reconquista y se las dotaba de una carta puebla, más tarde llamada fuero, antecedentes de las constituciones, para controlar y limitar el poder del rey.
En nuestro Siglo de Oro, la escuela de Salamanca surgió para responder las dudas de los confesores «ante un mundo inédito, global, el mundo que conocemos ahora». España fue el único país en el que se plantearon problemas de conciencia sobre si tenían alma los indios y como tratarlos y de ahí se desarrolló una idea liberal de la economía. Los teólogos se preguntaron como exigir un comportamiento ético mínimo en el ejercicio de la política, cómo podían ejercer los mercaderes su vocación de una manera lícita, como se debería llevar a la práctica la defensa del bien común, del Estado de Derecho y la lealtad a las leyes.
Para los escolásticos «lo esencial era la limitación del poder» mediante la separación de poderes, el reconocimiento de la soberanía popular e incluso proclamaron el derecho al derrocamiento o rebelión frente a la tiranía.
Estas ideas, que no se difundieron ni con el estado absoluto ni más tarde con los socialistas y los comunistas, no fueron desarrolladas hasta la Escuela Austriaca de de Friedrich Hayek, que nos dijo que la propiedad es inseparable de la libertad, que uno es propietario de su cuerpo y por eso tiene derecho a vender su fuerza de trabajo y ese derecho es sagrado porque pertenece a la dignidad del hombre.
Si las instituciones son sólidas, si los tres poderes se vigilan adecuadamente, si el Legislativo controla al Ejecutivo, el Ejecutivo al Legislativo y el Judicial a ambos dos, no habrá nadie que pueda romper nuestra nación, aunque la ideología de Pedro Sánchez consiste en no tener ninguna idea y pactar con los que le han llevado a la Moncloa, sean comunistas, separatistas o populistas, pero el sanchismo se terminará mas pronto que tarde y las instituciones continuarán.
Enrique Gómez Gonzalvo 24/12/2018 Referencia 382