DESAFÍO DE CATALUÑA AL ESTADO ESPAÑOL

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El supremacismo es creer que  un colectivo es superior a otro o a todos los demás. Los nacionalistas, que  durante la transición  parecieron moderados y se creía que al final aceptarían el orden constitucional, han demostrado ser un grupo de supremacistas xenófobos. Ellos, por considerarse   superiores al resto de los españoles, creen deben mandar en todos nosotros  y ser para ellos    como una colonia.

Cuando  se habla de golpe de Estado se piensa en Julio de 1936 o en febrero de 1981, pero catedráticos y juristas coinciden en afirmar que la desconexión de Cataluña, que esto es el “procès”, fue un golpe de Estado  sin militares.

Aznar dijo  que a lo que más se parece  la situación  de Cataluña  es al golpe del 34, con la diferencia  que entonces  el  gobierno de España con Alejandro Lerroux,  Presidente del Consejo de Ministros  de la República  reaccionó, no mendigando  diálogo sino  declarando  el estado de guerra en Cataluña.  En unas horas  redujo a los insurrectos, que huyeron por las alcantarillas. A los golpistas  no hay que convencerlos sino combatirlos y encarcelarlos.

España  podría  repetir este acto de fuerza,  pues  dispone 70.000 policías, 90.000 guardias civiles y 50.000 soldados perfectamente armados, aunque no sería  necesario. Sería suficiente con  suspender la autonomía de Cataluña y actuar sobre las causas que nos han conducido a esta situación.

El desafío de Cataluña a España comenzó  con  Artur Mas el 19 de diciembre de 2012 y el Libro Blanco de la Transición en Cataluña.  El “pròces” consiste en que la   Generalidad,  que es una parte del Estado español  se rebela contra el propio  Estado. Primero se convoca  un referéndum ilegal, que ya se ha hecho,  después se priva de los derechos a toda la representación parlamentaria no nacionalista y se  declara unilateralmente la constitución de la República  Independiente de Cataluña

El proceso  culmina  con la aprobación de las  leyes de la desconexión,  de la  Constitución y la puesta en marcha  de las estructuras del nuevo estado: el Banco Central de Cataluña,  la Administración tributaria, el Servicio de aduanas, la Seguridad social catalana, el Poder judicial catalán…

España, se supone,  se encargará de que Cataluña como estado independiente esté en la OTAN, en la ONU y en la Unión Europea.

Todos los bienes públicos del Estado español situados en el territorio secesionado pasarán a la nueva República independiente “de forma directa y sin contraprestaciones”, mientras que ésta asumirá una parte de la deuda pública española proporcional a su población.

La eventual victoria del “no” no podrá  impedir, “pasado un tiempo razonable”, el planteamiento de “nuevos proyectos de consulta sobre la creación del Estado independiente” y así indefinidamente hasta que el resultado sea el “sí”, cuyas consecuencias serían irreversibles.

Enrique Gómez Gonzalvo   10/11/2018 Referencia 356


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