Por estado de bienestar se entiende el que proporciona a los ciudadanos servicios públicos gratuitos, fundamentalmente enseñanza, asistencia sanitaria y seguridad social, además de las pensiones. Dicho de otro modo “estar protegido de la cuna a la tumba.”
El Estado de bienestar se identifica con la social democracia y ha alcanzado su máxima expresión en los países nórdicos Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega.
Desde que en Alemania Bismark en 1983 creó el seguro de accidentes laborales y las pensiones (en España fue el político conservador Eduardo Dato) cada vez se han ido añadiendo más servicios a los ciudadanos. El mensaje era más estado, más bienestar. Si se reduce el Estado, se reduce el bienestar. Y el Estado fue creciendo, creciendo…
Hay una idea bastante generalizada que la época de bienestar y prosperidad de la que hemos disfrutado los europeos toca a su fin y que las nuevas generaciones vivirán peor que nosotros, si no se producen grandes reformas. El mismo rey Guillermo de Holanda anunció el fin del estado de bienestar en el discurso del acto de coronación (escrito por un gobierno de centro izquierda) que dijo “debe ser sustituído por una sociedad más participativa).”
¿Por qué no se puede mantener el estado de bienestar?
1-La longevidad de la población. Debido fundamentalmente al avance de la medicina nuestra generación vivirá 10 más que la de nuestros padres y estos vivieron 10 años más que nuestros abuelos. Esto, unido a la baja natalidad, hace que actualmente haya 4 españoles en edad de trabajar por cada persona mayor de 65 años y en el 2050 habrá solamente 1,7. Algo parecido ocurrirá en el resto de Europa.
Es evidente que una población activa tan poco numerosa no podrá mantener esa enorme cantidad de ancianos si no se producen grandes cambios.
2-Declive económico. Se ha terminado el ciclo que ha durado casi cinco siglos, durante los cuales los europeos fuimos la primera potencia económica mundial. Compitiendo con nosotros están EE UU con una tecnología muy superior, China, India, el Sudeste asiático e incluso el África subsahariana y algunos países sudamericanos, como Chile y Méjico, con sus bajos salarios y su gran dinamismo económico.
Finalmente, es bonito oír que la sociedad debe proporcionar a todos los individuos alimentos, educación, sanidad y vivienda, pero la sociedad no es algo abstracto: la sociedad somos cada uno de nosotros y el Estado de bienestar solo puede persistir con unos impuestos asfixiantes y yo ¿estoy obligado a trabajar más para el bienestar de otra persona? ¿Y si esa persona no quiere trabajar? Ningún Estado puede obligarme a ello.
Enrique Gómez Gonzalvo 21-10-2018 Referencia 93
.