Uno de los mayores éxitos de Lenin, tras fundar el Comintern (La Internacional Comunista) fue conseguir que los artistas, escritores, pintores, músicos, cineastas, profesores y todos a los que los bolcheviques denominaban “fuerzas del arte y de la cultura” que vivían en Occidente y a los que se les empezó a llamar “intelectuales,” mostraran simpatía y apoyo a la revolución rusa. Fue este hecho tan generalizado y el término “intelectual” se ha degradado tanto que casi se ha convertido en sinónimo de simpatizante de los llamados partidos progresistas, eso si, sin que la obediencia a dichos partidos les haya supuesto la menor pérdida en su trabajo o en sus ganancias, sino todo lo contrario.
Desde entonces continúa en la izquierda el mundo de la cultura, de la universidad, de la enseñanza, de los periodistas, cuya independencia en las tertulias televisivas consiste en defender la postura del que le paga la nómina, y que son, según el CIS, junto con los políticos el colectivo más desprestigiado para la opinión pública. Tambien los cineastas, titiriteros, “los artistas de la ceja” y “los del no a la guerra” se llaman pomposamente artistas intelectuales, si bien, llamar intelectuales a los Barden, Billy Toledo o Fernando Trueba, que producen películas subvencionadas que no interesan a nadie y encima escupen a España, es ofender a Unamuno.
Debe tener razón el profesor Robert Nozick cuando dijo que la mayoría de los intelectuales de izquierda, lo son por envidia y resentimiento, que eso ya sucedía en la antigua Grecia cuando Sócrates, Platón e incluso Aristóteles veían con recelo todo lo que oliera a actividad mercantil, empresarial, artesanal o comercial y tenían una profunda aversión a los ricos. Que es porque ellos tienen muy buena opinión de sí mismos, creen que la sociedad capitalista no les valora lo que hacen, no les paga lo suficiente y un inculto empresario, que produce algo que la sociedad le demanda, gana cien veces más que él.
Lo que es cierto es que si tuvieran una mínima honradez intelectual, dado el tipo de sociedad que han creado los partidos socialistas y los comunistas donde han gobernado y viendo que todos ellos han fracasado, dejarían de pensar que la doctrina era hermosa pero que había sido mal aplicada y que el comunismo fracasa siempre porque es incompatible con la naturaleza humana.
En honor a la verdad, hay que decir que también hay intelectuales que están a favor de la libertad.
Enrique Gómez Gonzalvo 07-11-2011 Referencia 201
Enrique Gómez Gonzalvo 7-10-2018 Referencia 201