Entre los políticos hay personas enormemente valiosas, pero son frecuentes los que presentan rasgos paranoides (suspicaces, desconfiados, piensan que todos quieren engañarlos), histriónicos (muy preocupados por su imagen, siempre buscando ser el centro de atención, como si vivieran una obra de teatro en la que ellos son los protagonistas), narcisistas (con un concepto elevado de sí mismos sienten la necesidad de ser admirados, tienden a exagerar sus logros, se consideran brillantes y poderosos, creen merecer un trato especial) y, algunos, psicópatas (se muestran encantadores, simpáticos y seductores, pero carecen de empatía y de sentimiento de culpa, por eso no tienen inconveniente en corromper y en corromperse . Pero lo que de verdad les caracteriza es el afán de poder por lo que debemos desconfiar de los que dicen que no tienen ambiciones políticas y debemos pensar que nos engañan.
Todos los validos en la historia habrían querido ocupar el puesto de su señor. De aquí viene el halago constante al líder y esta es la causa que no asciendan los mejores.
A veces, la política, los vuelve simplemente idiotas. Es el caso de Mariano Bermejo, ministro de Justicia con Zapatero, en el año 2007, dos meses antes de las elecciones, se gastó 250.000 euros en reformar el piso del Estado en que vivía. O el caso de Begoña, la esposa de Pedro Sánchez, al entrar en la Moncloa “quedó «horrorizada» con los muebles de la residencia privada del palacio por lo que quiso, en el acto, cambios más «contundentes» y ordenó una sustitución total del mobiliario. Se da la circunstancia que el año 2006 el entonces presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, reservó una partida de 500.000 euros en los Presupuestos Generales del Estado para renovar el mobiliario monclovita. En ambos casos, dicen, no lo hicieron por ellos sino para “dignificar” la vivienda para gente tan importante como ellos. Megalomaniaco los denominaría un psiquiatra.
El poder es una droga que genera dependencia y, además, vuelve a la gente muy mala. La adicción que provoca, según los psiquiatras, guarda enorme semejanza con la de la cocaína: un placer inmediato que se transforma en adicción en el largo plazo. José María Aznar y Felipe González, seguro que están ganando ahora mucho dinero, pero también es seguro que se “aburren.”
El síndrome de Hybris, también llamado enfermedad del poder, afecta a personas que han desempeñado puestos con gran poder durante periodos prolongados, son fundamentalmente narcisistas, como Roosevelt, Kennedy, Johnson, Margaret Tacher, George Bush. Todos tenían en común un exceso de seguridad en si mismos, creciente pérdida de contacto con la realidad, pensaban que solo tenían que responder ante Dios y ante la historia, identifican sus propios intereses con los de la nación. Su conducta es dominada por los rasgos narcisistas
Enrique Gómez Gonzalvo 03/10/2018 Referencia 348
Enrique Gómez Gonzalvo 03/10/2018 Referencia 348