
El nacionalismo vasco lo creó Sabino Arana para defender la raza vasca de los españoles y de los vascos que no son de su raza vasca, pues para él solamente eran vascos los vizcaínos, los guipuzcoanos a medias y los alaveses eran castellanos o españoles, que es peor. La raza superior era la que estaba en los caseríos vizcaínos, que hablaba euskera puro y a quien más odiaba era al maqueto que traía el liberalismo, las libertades, el no ir a misa y el baile agarrao en el que se rozaban los cuerpos, no como el aire vascongado que era airoso.
De las juventudes expulsadas del PNV, nació en 1958 la organización terrorista ETA.
La extrema izquierda y algunos clérigos como el papa Francisco, justifican en cierto modo el terrorismo por las desigualdades sociales, pero no es ese el caso del País Vasco y de Navarra, las dos regiones más desarrolladas de España. El terrorismo es una decisión puramente racional para alcanzar objetivos políticos y cuando alguien se mete en dicho negocio lo hace por fanatismo y odio, no por pobreza. Le preguntaron a Sabater por qué hay tanto terrorismo en el País Vasco y contestó: porque hay muchos asesinos.
El País vasco junto con Cataluña, han sido las dos regiones españolas más mimadas por la administración central. Los conciertos económicos, con los consiguientes privilegios fiscales de Vizcaya y Guipúzcoa, fueron retirados por Franco y restaurados por Adolfo Suárez y los de Álava y Navarra ni siquiera fueron suspendidos. En cuanto a Cataluña, el famoso decreto Cambó fue promulgado para proteger la industria catalana de la competencia extranjera, sobre todo inglesa.
El principal cómplice de ETA siempre ha sido el PNV. Ya en 1991, Xabier Arzallus dijo: “No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas”.
Cuando el 10 de julio de 1997, tras el secuestro de Miguel Ángel Blanco concejal del PP en la localidad de Ermua, seis millones de personas salieron a las calles de España con la falsa esperanza que no se atrevieran a asesinar al edil. Ante semejante clamor popular y la previsible derrota del terrorismo etarra, Arzallus acudió en auxilio de la banda terrorista firmando el Pacto de Estella o Lizarra para la expresa protección de la banda asesina.
Al año justo los separatismos catalán y gallego respaldaron esa alianza del PNV y ETA en la llamada Declaración de Barcelona.
Entre los cómplices internacionales que ha tenido el terrorismo etarra destacan los sandinistas en Nicaragua, las FARC colombianas, los Castro y el actual régimen criminal de Venezuela.
Recientemente ETA, que actualmente ha abandonado las armas pero no se ha disuelto, gobierna con el nombre de Batasuna-Bildu en 77 de los 88 consistorios de Guipúzcoa, en la Diputación de Guipúzcoa y en el Ayuntamiento de San Sebastián.
Si no complicidad si ha encontrado una gran “comprensión” en Pablo Iglesias, líder de Podemos, que también es comunista como ellos. Estas son algunas de sus manifestaciones: “Los presos deberían ir saliendo de las cárceles”. “Yo no he dejado de proclamarme comunista nunca” “El terrorismo de ETA tiene explicaciones “políticas”.
Con estas manifestaciones, Pablo Iglesias ha justificado la acción de los asesinos que han dejado más de 900 muertos, miles de heridos amenazados y chantajeados, decenas de miles de desterrados del País Vasco y humillado a todos los españoles.
También algunos obispos vascos han “comprendido” demasiado a los etarras y han olvidado a las víctimas. Quizá sea por esta comprensión hacia el nacionalismo por lo que el País vasco, Navarra y Cataluña, sean las regiones españolas en las que la asistencia a misa es menor, siendo que de ningún sitio del mundo han salido más curas y monjas que de Álava y Navarra.
Enrique Gómez Gonzalvo 24-09-2018 Referencia 240
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