EL ESTADO,  LOS POLÍTICOS  Y PEDRO SÁNCHEZ

PEDRO sÁNCHEZEl Estado es una gran creación, como el lenguaje, el dinero, el derecho o la ciencia. No se concibe una sociedad sin estado, salvo en las sociedades salvajes, que no tienen derechos civiles y que son barbarie pura.

Los animales tienen su ley pero es la ley de la fuerza. Los pueblos civilizados, a diferencia  de las tribus salvajes se rigen por un orden legal que pertenece al estado y esa ley  está por encima de los  políticos y de  sus cargos. El Estado  ha de garantizar el cumplimiento y la igualdad ante la ley así como la seguridad de los ciudadanos y para ello dispone del ejercicio  exclusivo de la violencia y   de las fuerzas de orden público.

La forma de estado, Monarquía o República es indiferente, siempre que la primera sea Constitucional, es decir, que la máxima autoridad del Estado no sea el rey sino la Constitución.

Para cumplir sus funciones el  Estado ha de tener una élite dirigente, que no son de la nobleza como antaño, pero si ha de estar muy  muy preparada y  son los políticos

Los políticos son necesarios, pero afortunadamente  las leyes  están por encima de los políticos y algunos,   como  Richard Nixon en Estados Unidos, Berlusconi en Italia,   Sarkozy en Francia o   Felipe González en nuestro país, han tenido problemas con la justicia por vulnerar la ley.

El político tiene que ser un líder. Churchill fue  el único líder durante  la S G M, no hizo en su vida otra cosa que mandar y salvó a Europa del nazismo, pero en la historia ha habido  pocos  políticos  excepcionales.

El ser humano es malo por naturaleza y si tiene poder, peor. Muchos políticos, sobre todo de izquierda, entran en la política para disfrutar del foco, del poder y de la pasta, pero no creen en España, ni en su partido, ni en la libertad, ni en el socialismo, no creen en nada.

Los políticos son narcisistas y todo narcisista es  vanidoso y arrogante por naturaleza, tienen  la impresión  que el mundo gira a su alrededor y que todos  les tienen que adorar. El pecado más grave en un político no es la avaricia, es la soberbia, que es cuando los hombres se creen dioses,  invulnerables, arrogantes.

En lo que más interés pone el político  es  en engatusar  al ingenuo votante y esto no se consigue con el razonamiento sino repartiendo dinero entre su clientela,   adulando y sobornando o dirigiendo los medios de comunicación. Napoleón decía que la propaganda era el segundo nervio de la guerra y vendió derrotas como si fueran victorias, el poder lo perdió pero la propaganda la ganó,   está instalado en un túmulo y los franceses lo adoran.

¿Tendrá algún principio Pedro Sánchez, que no sea “disfrutar” del poder como aquel papa del Renacimiento que afirmó “disfrutemos del papado puesto que nos ha sido concedido”

Enrique Gómez Gonzalvo 14-08-2018. Referencia 309


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