NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LAS RELIGIONES
El hombre primitivo, al observar los fenómenos atmosféricos los atribuiría a otros seres no humanos y así, ante una tormenta pensaría “alguien ha tenido que hacerlo que es como yo, pero no soy yo”. Pronto intentaría ponerse en contacto con esos “seres” para conseguir influirles aplacando su ira o consiguiendo sus favores mediante bailes, música, ritos, danzas, canticos, sacrificios, etc. Así nacieron las religiones y los que estaban en contacto con esos seres serían los sacerdotes, que al principio actuarían como intérpretes y más tarde como intermediarios.
Los reyes surgirían más tarde cuando se inició la propiedad privada. Se aliarían con los sacerdotes e incluso se uniría en una misma persona el poder político y el religioso, como los faraones en el antiguo Egipto o los califas en el mundo árabe y su poder sería enorme.
Cada pueblo, cada sociedad ha buscado una interpretación del universo y un destino a nuestras vidas más allá de la muerte. Esto era necesario para calmar la angustia sobre nuestro incierto futuro y para tener una explicación convincente de los fenómenos de la naturaleza y de la génesis del universo. Esas explicaciones han coincidido bastante: hemos sido creados por unos seres superiores a los que llamamos dioses.
¿Y que es un dios para un hombre? Lo más parecido a lo que es un padre para un niño. El niño quiere el amor y la protección del padre y lo dioses, como los padres, después de crear al hombre quieren su sumisión.
La creencia en la vida después de la muerte ocurrió con los enterramientos voluntarios, probablemente hace unos 160.000 años con el homo de Neandertal y la creencia en la existencia de un ser supremo que rige el universo es más reciente, no ocurrió hasta Tutankamón, faraón de la XVIII dinastía en el 1.300 a C.
Las religiones más avanzadas, más evolucionadas tienen en común la creencia en la existencia de un dios que nos ha creado, pero que no se desentiende de nosotros y nos exige alabanza constante y sumisión y, a cambio, nos promete vida eterna en un paraíso después de la muerte. Las normas que nos dictan están de acuerdo con la moral, de aquí se deriva la gran difusión del fenómeno religioso.
En el siglo XVI Descartes nos dijo que donde no hay razonamiento científico todo es superstición y las religiones comenzaron a retroceder, pero ni los intelectuales ni los filósofos han sido capaces de darnos una explicación convincente sobre nuestro origen y nuestro futuro. Los científicos solo han podido explicar parcialmente el origen y formación del universo. De aquí la persistencia del fenómeno religioso.
En cuanto a los filósofos más recientes, Carlos Marx fue el inspirador del comunismo que causó 100 millones de muertos y Nietzsche, con la idea del superhombre fue uno de los inspiradores de nazismo responsable de la Segunda Guerra Mundial y del holocausto.
Si ni las religiones ni los filósofos han sabido dar una interpretación al destino de nuestras vidas más allá de la muerte, puede ser porque ese destino no exista o seamos limitados y nos falten circunvalaciones cerebrales para comprenderlo, como las hormigas son incapaces de entender el funcionamiento de un aparato de radio.
Enrique Gómez Gonzalvo. 26/05/2018. Referencia 9