La clave, la herramienta separatista en Cataluña para sembrar el odio a España desde hace casi 40 años ha sido la lengua. No se trataba de imponer otra lengua sino de erradicar el español, que es lo que une a España desde tiempo inmemorial, arrinconándola como una odiosa lengua extranjera. Este modelo impuesto por los nacionalistas ha sido apoyado por gran parte de los socialistas catalanes, dándose la circunstancia que cuando éstos gobernaban en Cataluña, el charnego Montilla a la sazón Presidente de la Generalidad, dobló las multas a los comercios que rotulaban en español.
La inmersión lingüística ha conseguido que a dos millones de inmigrantes, después de llevar 5 ó 6 años en Cataluña, sus nietos les insulten por hablar español porque se sienten avergonzados que sus padres sean andaluces. Es el modelo comunista donde los hijos denuncian a sus progenitores si no son buenos comunistas.
Los derechos de los castellanohablantes han sido pisoteados siendo que el derecho de todo niño a estudiar en su lengua materna es el primero de los derechos humanos, no dudando muchos profesores en acosar a los alumnos y, muchos políticos, a los profesores.
El modelo catalán ha sido copiado por los socialistas en las comunidades bilingües de Baleares, la Comunidad valenciana, Navarra y el País Vasco y por Manuel Fraga, de la antigua Alianza Popular, en Galicia. El fracaso escolar de estos niños, al no escolarizarse en su lengua materna, es el doble que el de los catalano hablantes.
En Aragón, aprovechando que en una pequeña parte del mismo, La Franja, en el que se habla un dialecto más parecido al valenciano que al catalán, el actual gobierno aragonés socialista-podemita paga a profesores para catalanizarlos. En Huesca ha tenido que surgir un movimiento muy activo que se conoce con las siglas N H C (no hablamos catalán) para evitarlo.
En la Comunidad Valenciana, el presidente de la Comunidad, el socialista Puig, preparaba un proyecto de ley, por el cual para estudiar inglés, había que elegir como lengua vehicular el catalán, proyecto que ha tenido que retirar ante el clamor de la ciudadanía. La prohibición del español en la enseñanza la prolongan a la administración de justicia y a todos los ámbitos públicos, excepto a la sanidad.
En Navarra se dan casos tan peregrinos como que en los concursos públicos se prima el euskera con 5 puntos, aunque en esta comunidad nadie habla el vascuence.
En el País Vasco, la difusión del euskera butúa o euskera unificado de los antiguos dialectos, es escasa porque allí siempre se ha hablado en castellano, excepto en algunos reductos. El español no se habla por una antigua imposición militar sino porque fue la lengua romance que se impuso espontáneamente, como lengua franca, al ser la que más se parecía a todas las demás.
El odio al idioma se acompaña del odio a la bandera, a nuestra historia y a todo lo español.
Enrique Gómez Gonzalvo, 16-03-2017, Referencia 283