
El 12 de octubre España conmemora una de las grandes gestas que se han realizado en la historia de la humanidad, el descubrimiento, la conquista y la colonización de América. Esto nos convierte en una de las grandes naciones protagonistas de la Historia pues todo se realizó con la tecnología del siglo XVI, a miles de kilómetros de distancia, con un océano en medio y cuando España contaba con 5 millones de habitantes (4 la Corona de Castilla y 1 la de Aragón).
Aunque España desapareciera, el mundo y la Historia tendrían que reconocer que hubo una vez una nación que descubrió un continente, lo conquistó, lo evangelizó y lo incorporó a la Civilización occidental. Así conoció el pensamiento grecolatino, el derecho romano y los principios del cristianismo con la separación de la Iglesia y del Estado que permitió la creación de sociedades libres.
El descubrimiento fue seguido de la conquista e incorporación de casi un continente al Imperio español, hasta que alcanzaron la independencia, y pasaron a ser repúblicas independientes. Es cierto que hubo episodios oscuros en todo el proceso, que no soporta el estándar moral del siglo XXI, pero no es con este criterio como debe ser juzgado sino con el del s. XVI. Ningún imperio ha mostrado tal interés por sus súbditos de allende los mares, teniendo en cuenta la enorme dificultad en la aplicación de las leyes a miles de kilómetros.
Ya Carlos I exigió garantías que sus súbditos americanos fueran tratados igual en las tierras recién descubiertas como las gentes de Extremadura, la cuna de conquistadores. En 1512, sólo veinte años después del Descubrimiento, se promulgaron las primeras leyes para la protección de los indígenas. En 1542 vieron la luz las Leyes nuevas, «para la gobernación de las Indias, buen tratamiento y conservación de los indios». La Escuela de Salamanca desarrolló el Derecho de gentes, que más tarde se llamaría Derecho internacional y que ha sido una valiosísima aportación al progreso de la humanidad.
El Descubrimiento hizo que el mundo fuera mucho mejor y parece razonable pensar que, si no hubiera sido España la colonizadora todo habría sido, en líneas generales, bastante peor.
Hay que odiar mucho a España, como le ocurre a la izquierda, para considerar el descubrimiento y la colonización de América como un genocidio, llamarle encuentro de civilizaciones y limitarlo a una historia de malos invasores y buenos salvajes y decir que no hay nada que festejar.
Nosotros fuimos colonizados y romanizados por una gran potencia y nadie acusa a Roma de genocidio a pesar de Numancia. Los romanos cometerían excesos, pero no por ello renegamos de la civilización romana y menos mal que nos civilizaron.
El Día de la Hispanidad debe ser no solo una fiesta en la que recordar nuestra mayor gesta como nación, también un momento para reconocer lo mucho que nos une a los españoles “de ambos hemisferios”, como dijo la Constitución de Cádiz de 1812.
Enrique Gómez Gonzalvo, Actualizado 22-12-2022, Referencia 153
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Enrique Gómez Gonzalvo, 21/12/2017 Referencia 153
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Enrique Gómez Gonzalvo, 21/12/2017 Referencia 153
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