Desde finales del siglo XVIII, Estados Unidos por su peso específico en el mundo y su condición de ser el gran bastión de la democracia y de la libertad, no pueden adoptar una postura aislacionista y alejarse de los conflictos internacionales, sino que tienen la obligación de defender estos valores y esto, la lucha contra la tiranía, debe hacerse fundamentalmente con la diplomacia.
A Obama no le dieron el Premio Nobel por sus hechos sino por sus intenciones, ya que se lo concedieron en el año 2009 poco después de ser nombrado Presidente, produciéndose la contradicción de que ha sido el primer presidente de EE.UU en pasar sus dos periodos completos sin un solo día sin guerra.
Le dieron el Nobel porque agradaba a los progres europeos, no en vano adoptó su política, que significa ceder. Agradaba, por razones obvias, a todos los países del Tercer Mundo, especialmente a los africanos. En España encandilaba entre otros muchos a Zapatero, Darío Valcárcel, Javier Solana, Moratinos, José Bono, Pedro Jota, Gallardón, Antonio Garrigues, etc. Leire Pajín, ministra de Zapatero identificó a éste con Obama, afirmando que ambos eran “líderes progresistas que representaban una nueva visión del mundo” y dijo que la coincidencia de Zapatero en la Presidencia de la Unión Europea y la de Obama en la de los Estados Unidos de América sería un acontecimiento planetario.
Nada más ser nombrado Presidente pronunció un discurso en la Universidad de El Cairo destinado a agradar al islamismo. Aseguró que el Islam tiene una tradición de “tolerancia” y puso como ejemplo de ello Al Andalus, olvidando que la reivindicación de Andalucía es una constante del islamismo radical, que conquistaron la Península Ibérica a sangre y fuego y se tardaron casi 800 años para que España volviera a ser romana y cristiana y para que nuestras mujeres no llevaran burka. Confundió Andalucía y Córdoba y nombró la Inquisición, cuando ésta se puso en marcha en una época muchos más tardía, cuando la Reconquista había terminado.
En el año 2015 Estados Unidos e Irán firmaron un acuerdo por el que se frenaba el acceso de los ayatolás iraníes a la energía nuclear con fines bélicos a cambio de un levantamiento de las sanciones Ya entonces Donald Trump, candidato a la Presidencia de EE UU calificó el acuerdo nuclear como el “peor del mundo”. Actualmente, tras el reiterado incumplimiento por parte de Irán de dicho tratado y el apoyo de Irán a organizaciones terroristas como Hamás o Hezbolá, el presidente Trump ha impuesto nuevas sanciones a Irán afirmando que no permitirá que adquiera el arma nuclear.
Obama dio el beneplácito al acuerdo entre el Gobierno Colombiano y las FARC, el cartel comunista más sangriento de Iberoamérica, con decenas de miles de adultos y niños secuestrados, asesinados, violados y que suponía entregar a las FARC un terreno cultivable para la coca de 3 ó 4 millones de hectáreas, permitiendo además que, en lugar de ser juzgados y condenados los responsables, se les permitiera que se organicen como partido.
Dicho “proceso de paz”, que mejor sería llamarle rendición, también fue bendecido por el papa Francisco, que dijo “no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso.” Mejor hubiera sido que no hubiera salido de Argentina.
Horas antes de dejar la Presidencia, Obama decretó que ya no había tiranía política en Cuba, por lo que los cubanos que, huyendo de las cáceles cubanas y de los tiburones, al llegar a las costas de Florida no sería tratados como perseguidos políticos, sino igual que los inmigrantes de cualquier país sudamericano.
Todo se comprende si la Academia Sueca ha premiado a individuos de tan dudosa catadura como Kissinger, que autorizó el napalm en Vietnam, Pérez Esquivel, que apoya a ETA, Rigoberta Menchu, una trepa ansiosa de dólares y notoriedad, Arafat un terrorista que se presentó en la ONU con pistola al cinto, Cofi Annan, un inútil, Jimmy Carter un cínico, Algar, otro cínico y Barak Obama uno de los peores presidente en la historia de los Estados Unidos.
El que si mereció el Premio Nobel de la Paz fue Ronald Reagan por su gran contribución al final de la guerra y fría y su aportación a la libertad en el mundo.
Enrique Gómez Gonzalvo 27/10/2917 Referencia 264