La llamada Generación del 98 ha sido el grupo de escritores y ensayistas más brillantes en literatura que ha producido España desde el Siglo de Oro, pero políticamente equivocados.
Tenían en común con los Regeneracionistas del siglo XIX el enorme pesimismo sobre España que les vino producido por lo que ellos llamaron el Desastre del 98 o simplemente “El Desastre” que consistió en la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Aunque existió una derrota militar, pero no desastre económico ni político, todos coincidieron con el viejo discurso regeneracionista sobre el fracaso español y el ser de España. Todos con el mismo guión. España era el problema y Europa la solución.
Ellos se imaginaban una Europa pacífica, vertebrada, exenta de convulsiones, aunque era cierto que Europa (Francia y Alemania) gozaba de una riqueza, un orden social y una cultura muy superiores. No sabían si se debía a un mayor aporte racial ario, mayor humedad climática, mayor influencia del clero y de los militares, al espíritu protestante o a todo ello.
Sus análisis de España y los remedios, para los males del régimen canovista en el que habían nacido y florecido, eran equivocados, cuando no auténticos disparates. La diferencia con muchos intelectuales de la actualidad es que, ellos, sí amaban a España.
Todos juntos empujaron a la clase política y a la opinión pública a la liquidación del sistema de la Restauración y, lo que vino después, la dictadura de Primo de Rivera la Segunda República la Guerra Civil la dictadura del General Franco, fue mucho peor. No acertaron porque Europa sufrió desde el fin de siglo hasta 1945 cambios brutales: revoluciones, totalitarismos y dos guerras mundiales.
Los mejores representantes de la Generación fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Manuel Machado, Antonio Machado, Ramiro de Maeztu, Valle Inclán, Ángel Ganivet.
Unamuno fue el máximo pensador y el típico representante. Filósofo, creyente, errático en política. Combatió la dictadura de Primo de Rivera por lo que fue desterrado a Canarias. Contribuyó a la caída de la Monarquía y a la proclamación de la República, apoyó la sublevación del 18 de Julio, se enfrentó con el general Millán Astray por un discurso muy violento que pronunció en el paraninfo de la universidad fue destituido por Franco de rector de la universidad de Salamanca falleciendo pocos meses después. Su ataúd fue llevado por varios falangistas.
Antonio Machado llegó a simpatizar con el comunismo soviético. Un soneto, dedicado a Líster terminaba: «Si mi pluma valiera tu pistola / de capitán, contento moriría».
Manuel Machado, borracho, mujeriego, trasnochador, indiferente a la política y al regeneracionismo y, como su hermano Antonio, poeta extraordinario aunque no fue glorificado por Alfonso Guerra, como su hermano, por motivos políticos.
Ramiro de Maeztu. Su pensamiento había evolucionado desde posiciones anarquistas en su juventud hacia posiciones católico conservadoras en su madurez. Como Donoso Cortés, Balmes, Menéndez y Pelayo consideraba que el catolicismo estaba en la misma esencia de España. Proponía una monarquía absoluta bajo tutela eclesiástica y ajena a las libertades. La acción política sería desarrollada por los sindicatos o gremios que evitarían la corrupción de los partidos políticos. Lo individual debe sacrificarse por lo colectivo y lo colectivo por los valores espirituales, es decir, por Dios. Aportación suya fue la idea de la hispanidad para sustituir el absurdo de la “raza” hispana.
Pío Baroja Seguramente el mejor novelista español del siglo XX. Ideológicamente lo fue todo: exaltó el terrorismo anarquista (alabó a Mateo Morral, el magnicida frustrado de Alfonso XIII), militó en la Izquierda republicana de Lerroux, exaltó el bolchevismo, bendijo la Alemania hitleriana, elogió o crucificó, según el momento, a Primero de Rivera, a diversos políticos de la República, a los dos bandos de la Guerra Civil y terminó viviendo muy bien con Franco. Lo que nunca hizo fue defender la democracia liberal y abandonar el antisemitismo.
Enrique Gomes Gonzalvo, 17-09-2017 Referencia 227
.
..