JUAN PABLO II ha sido una de las grandes figuras del siglo XX para creyentes y no creyentes. El mundo libre le debe una enorme gratitud porque nadie hizo tanto por la libertad.
Elegido Papa el 16 de Octubre de 1978, hasta su fallecimiento en el 2002, reunió gran parte de las características que debe tener un líder. El era inconformista, seductor, coherente, gran comunicador, brillante, con capacidad de mando. Poseía convicciones claras y precisas y contagiaba con su entusiasmo a sus colaboradores. Hábil en la negociación, luchó denodadamente por los objetivos que se había impuesto.
Los grandes dirigentes comunistas de la época vieron en la elección del cardenal de Cracovia una amenaza mortal para la supervivencia de su sistema, ya que eran conscientes que Polonia siempre había sido el eslabón más débil del bloque soviético. Quizá fue por eso por lo que sufrió un atentado en la plaza de San Pedro.
Frente al pacto de Metz de Juan XXIII con la URRS, refiriéndose a los enemigos de la Iglesia y especialmente a los comunistas, gritó: ¡no tengáis miedo!
El gran objetivo de su pontificado fue reflotar la Iglesia católica, superando la enorme crisis en la que la habían sumido Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, sobre todo en Hispano América.
Neutralizó la Teología de la Liberación. Fue célebre su viaje en 1995 a Nicaragua, foco de dicha teología con tres curas ministros en el gobierno comunista, déspota y criminal de los sandinistas. Al llegar a Nicaragua, en el aeropuerto de Managua, al arrodillarse ante él el teólogo de la liberación y ministro sandinista Ernesto Cardenal para besar su anillo, el Papa, inclinándose sobre él y señalándole con el índice de la mano derecha, le amonestó diciendo: ¡esa no es la doctrina de Cristo! ¡Qué fotografía para la historia! Nunca en su pontificado se superó ese momento.
A partir de entonces dicha teología, que consiste fundamentalmente en que, para defender a los pobres, hay que empuñar las armas y hacerse terrorista, se fue debilitando.
Contribuyó a la caída del muro de Berlín en noviembre 1989, junto a Ronald Reagan y Margaret Tacher, ayudando al sindicato Solidaridad, lo que produjo un efecto dominó.
Su labor evangelizadora fue inmensa. Se le llamó el papa viajero y el papa peregrino. Visitó 129 países diferentes, algunos de ellos varias veces, dejando a su muerte dos viajes pendientes: Moscú y Pekín. Por primera vez un Pontífice visitó países ortodoxos como Grecia y oró en la mezquita de Damasco. Estableció relaciones diplomáticas con Israel. Pidió perdón en el muro de las Lamentaciones, por los errores cometidos por la iglesia Católica con los judíos. Visitó el museo del holocausto.
Estableció las Jornadas mundiales de la juventud, que congregaron a millones de personas. Publicó el Catecismo universal de la iglesia católica.
El papa Francisco cuando canonizó a Juan Pablo II junto a Juan XXIII no demostró gran entusiasmo en el discurso por ninguno de los dos. A Juan Pablo II le definió como” el papa de la familia”. De Juan XXII dijo “a mí me gusta pensar en él como el Papa de la docilidad al Espíritu Santo”. Dio la impresión que no sentía mucha simpatía por ninguno. ¿Qué querían decir estas frases? Nada. ¿Qué quiso decir?
Cuatro años después de ser pronunciadas ya sabemos su significado. Nos lo ha dicho el ex presidente del Senado italiano, liberal y católico, Marcello Pera: “Cuanto dice el papa (Francisco) está fuera de toda racionalidad” “El papa detesta a Occidente y su aspiración es destruirlo”. “Quiere destruir la tradición cristiana, el cristianismo tal como se ha realizado históricamente”. “Hace solo política. Busca el aplauso fácil convirtiéndose ahora en Secretario general de la ONU, en jefe de gobierno, en sindicalista y, siempre, en amigo de los musulmanes”.
Frente a la crítica contundente para con los sistemas liberales, “el capitalismo mata”, muestra una complacencia mutua con los líderes comunistas, sean los Castro, Pablo Iglesias o el régimen criminal de Venezuela. En una entrevista al diario italiano La República respondió: “son los comunistas lo que piensan como los cristianos”.
No Bergoglio. Los comunistas no piensan como los cristianos. Los comunistas los matan.
Enrique Gómez Gonzalvo 21-07-2017 Referencia 71.