A principios del siglo XX Rusia era un país agrícola en proceso de industrialización. Todos los siervos de Rusia, que representaban el 95 % de la población, habían sido liberados en 1862 por el zar Alejandro II, que 20 años después sería asesinado, en presencia de su hijo. La renta per cápita, muy inferior a las de Inglaterra, Francia y Alemania era parecida a la de Austr.a.
En febrero de 1917, el zar Nicolás II, sin el talante reformista de Nicolás II, presionado por numerosas revueltas populares y en el contexto de la Primera Guerra Mundial, abdicó en su hermano Miguel, que también lo hizo y se inició una reforma democrática.
Las principales fuerzas políticas eran el Partido Socialista Revolucionario con sus dos facciones mencheviques y bolcheviques, el Partido Obrero Socialdemócrata y el Partido Demócrata Constitucional, los llamados cadetes, de tendencia liberal.
Se proclamó la República y comenzó un proceso constituyente. Se nombró un gobierno provisional, presidido por el socialista Kérenski y se convocaron elecciones para nombrar la Duma o Parlamento del que saldría el gobierno definitivo.
Europa se estaba desangrando en la Primera Guerra Mundial. A Alemania no le funcionó la ofensiva en el oeste y, para frenar el frente oriental, se pensó en subvencionar a un micro partido, el partido de los bolcheviques. Se pretendía que, a través del sabotaje y de la desmoralización, suprimir el frente y llevar las tropas al oeste. Por la misma razón financiaron los alemanes el tren blindado que llevó a Lenin de Suiza a Moscú.
Kérenski, Presidente del Gobierno Provisional, que tenía todos los datos sobre Lenin, ni lo detuvo ni lo juzgó ni declaró fuera de la ley al partido bolchevique.
En este proceso de democratización, el 25 de octubre, un grupo de pistoleros bolcheviques, por orden de Lenin y Trosky tomaron el Palacio de Invierno, que no era la residencia del zar sino la sede del gobierno provisional. Kérenski, el presidente del gobierno huyó diciendo que iba a buscar refuerzos. El resto del gobierno, fundamentalmente ministros socialistas y mencheviques resistieron, auxiliados por voluntarios cadetes de la Academia Militar y un batallón de mujeres ciclistas. Dijeron que estaban dispuestos a morir defendiendo al gobierno legítimo de Rusia, pero finalmente se rindieron.
Así pues, el golpe de Estado de Lenin no fue contra el zar, que había abdicado 8 meses antes, sino contra el gobierno provisional legítimo de la República. Ningún partido político apoyó el golpe, ni tampoco tuvo el apoyo popular.
Se celebraron las elecciones a la Duma constituyente para redactar una constitución y fueron ganadas por los socialistas, consiguiendo los comunistas el tercer lugar. Cuando se reunió la Asamblea Constituyente, los bolcheviques los ametrallaron a todos, excepto a la presidenta de la Asamblea, Spiridonova, que la mandaron a un campo de concentración.
Se produjo un cataclismo en la economía y en la sociedad rusa que afectó incluso a los 7 ó 8 miembros del politburó, que vivían en los palacios de los zares, donde no existía ni agua corriente y la luz se cortaba continuamente.
Se produjo la primera hambruna ante la que Lenin no tuvo piedad, diciendo que había que dejar al pueblo que sufriera, pues de lo contrario no se rebelaría. Lenin, que era un psicópata, quería todo el poder. Deseaba una humanidad depurada aunque solo representara un pequeño porcentaje de la población. En su último escrito dijo “pocos, pero mejores”. El 90 % eran campesinos y se negaron a entregar sus productos y muchos sacrificaron su ganado antes que entregarlo, por eso había que matarlos.
Como constaba en los principios teóricos de Marx, “la lucha de clases debe convertirse en una guerra civil revolucionaria”, comenzó la lucha armada.
Así se terminó en menos de un año con un sistema milenario que se basaba en la propiedad privada y con 100 años de zarismo.
Tras 5 años de gobierno le sucedió Stalin que continuó su obra. Lenin mató a 5 millones de rusos y Stalin a 40.
El comunista Sánchez Mato, concejal del Ayuntamiento de Madrid por la gracia de Pedro Sánchez que no por votación de los madrileños, así felicitó el año nuevo a sus amigos: “Feliz 2017. Que el centenario de la más hermosa revolución de la historia sea estímulo para la construcción de la fraternidad universal” y Alberto Garzón dijo que la Revolución Rusa trajo “Paz, pan y tierra”
Enrique Gómez Gonzalvo, 28-03-2017. Referencia 218