Fidel Castro falleció el 25 de noviembre de 2016. Su dictadura comunista había durado 50 años.
Cuba en 1898, tras la guerra hispano norteamericana, era más rica que Italia y ahora es más pobre que la República Dominicana. Durante la revolución han habido miles de fusilados y de prisioneros políticos y dos millones de exiliados, para una isla que hoy cuenta once millones de supervivientes, entre presos y carceleros.
Nada de esto parece conmover al mundo. No les importa tampoco que Cuba sea un enorme burdel, donde en una hora de sexo por dinero, un cubano pueda obtener el equivalente a cuatro meses de su sueldo, que oscila al equivalente de 15-20 dólares. Incapaz de producir algo, sus únicos ingresos provienen de la prostitución infantil y juvenil, de las remesas de los emigrantes y del narcotráfico.
La fascinación por la revolución cubana y en particular por el líder que la ha encarnado, Fidel Castro, continúa no solo entre los intelectuales de la izquierda de Occidente sino también en gran parte de toda la clase política y parece que en el actual inquilino del Vaticano.
El re fundador de la derecha española, Manuel Fraga acompañó al dictador en su visita a España a los lugares de su infancia, pues Castro era hijo de la emigración gallega a Cuba.
Concello de Lángara, provincia de Lugo, lugar de nacimiento de Ángel Castro, padre de los hermanos Castro, nombró a Fidel Castro hijo predilecto de la ciudad. Al parecer se encuentran satisfechos que allí tuviera sus raíces un sangriento dictador. La aprobación se produjo de manera unánime por los concejales del PSOE, del PP, del BNG y de Compromiso por Galicia.
Poco les importó las expropiaciones sufridas por los 300.000 españoles residentes en la isla en su mayoría gallegos y asturianos, sin indemnización, aunque la fortuna personal de Castro, según reveló la revista Borges hace unos 15 años era, por lo menos, de unos 800 millones de euros y desde entonces no ha hecho más que aumentar.
Tampoco les importó que La Habana sea la gran madriguera de ETA y de todas las organizaciones terroristas. Allí, el 3 de enero de 1966, la Tricontinental de la Habana reunió a todos grupo terroristas del mundo con dinero de la Unión Soviética y, desde entonces, ha apoyado a todas organizaciones terroristas de América y de África, además de los terroristas islámicos de Irán, incluyendo a Arafat.
Fidel Castro era un psicópata que necesitaba la obediencia incondicional y que le gustaba que le temieran para así aumentar la sensación de poder. Narcisista, hablaba horas y horas porque disfrutaba escuchándose a sí mismo y necesitaba la admiración y el aplauso de sus subordinados.
No piensan lo mismo lo mismo los comunistas españoles que llaman a Fidel Castro “camarada”, le consideran “un referente de la dignidad latinoamericana” o “un ejemplo de lucha y compromiso revolucionario”. También hay socialistas, como el presidente de Castilla La Mancha, Emilio García Pagé que afirma que Castro “para muchas generaciones ha sido una leyenda”.
Lo más significativo son las dos portadas que dedicó el diario progre El País a dos dictadores, Pinochet y Castro, aunque el primer fusiló 100 veces menos y dejó un país próspero tras perder el poder en unas elecciones democráticas por él convocadas: “Muere Pinochet sin responder de sus crímenes” y “Muere Fidel Castro, símbolos del sueño revolucionario”.
Sus cenizas recorrieron la isla durante 5 días en lo que llamaron la marcha de la libertad, habiendo prohibido previamente el alcohol para que los cubanos no celebraran la muerte del dictador.
A Castro I le ha sucedido su hermano Raúl, Castro II. Así son las monarquías comunistas, hereditarias.
Enrique Gómez Gonzalvo 16-12-2016 Referencia 204