Religiones han existido miles a lo largo de la historia. No ha habido pueblo, sociedad o comunidad, o al menos no hay constancia de ello, que no haya querido dar una explicación a los fenómenos de la naturaleza, a la génesis del universo y al destino de nuestras vidas después de la muerte para calmar la ansiedad ante el incierto futuro.
En el siglo XVII, coincidiendo con el declive de las religiones, surgió el racionalismo de Descartes que, pretendiendo terminar con el oscurantismo de la Edad Media, produjo una progresiva descristianización de Europa. La superstición, que es todo lo que no tiene base científica, dio paso a la razón. Es el “pienso luego existo.” Las religiones serían sustituidas por las ideologías y los sacerdotes por los intelectuales, que no serán los intérpretes de los dioses sino sus sustitutos y como ellos querrán organizar nuestras vidas.
El racionalismo y la ciencia tampoco consiguieron la regeneración del hombre y el pensamiento racionalista no pudo sustituir al pensamiento religioso por lo que la Europa del XIX continuó siendo católica, al menos en lo que se refiere al dogma.
Tras la Revolución francesa, aparecieron el marxismo, el nacionalismo, el ecologismo y ese amor desmedido a los animales.
La Revolución francesa, considerada la madre de todas las revoluciones, no pretendía la reforma de Francia, sino la regeneración del género humano, la creación de un hombre nuevo. Lo mismo que Jesucristo.
El marxismo es una herejía del cristianismo y a la vez pretendió ser su sustituto. Como él tiene soluciones para todo y promete el cielo aunque de forma muy diferente. Los cristianos lo anuncian para la otra vida, pero hay que merecerlo en la presente mediante las buenas obras. Los comunistas lo anuncian para este vida, pero no hay que merecerlo, dicen que “el cielo hay que conquistarlo” mediante la revolución, es decir, con la violencia, con la guillotina. El resultado ha sido la ruina económica en los países en que se ha aplicado y 100 millones de muertos.
En cuanto al Nacionalismo, el profesor Dawson de la universidad de Harvard afirmó que es un sustituto de la religión y por eso habla de la sacralidad de la patria. Juan Pablo II afirmó que el Nacionalismo es el paganismo de nuestro tiempo. Se trata de una religión laica, con su liturgia, su simbología, su historia de ficción, sus talibanes voluntarios, la persecución del infiel, etc.
Para los ecologistas lo sagrado no es el hombre, es la Tierra. ¡Salvemos la Tierra! es el grito de guerra. Hablan de la madre tierra, en cierto modo volviendo al Paleolítico cundo se hablaba de la diosa madre tierra y se le ofrecían sacrificios humanos.
Pronostican toda clase de desgracias si no se cuida nuestro planeta. George Ward, un biólogo de Harvard, afirmaba hace cuarenta y cinco años que «la civilización acabaría en 1990 ó 2000, a no ser que se tomaran acciones inmediatas para evitar los graves problemas con que se enfrenta la humanidad».
En cuanto al amor desmedido a los animales y la tendencia de los animalistas a identificarlos casi humanos es un tema bastante estúpido. El maltrato animal es condenable, pero no por razones morales, sino más bien racionales.
Enrique Gómez Gonzalvo, 29/10/2016. Referencia 23
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Enrique Gómez Gonzalvo, 29/10/2016. Referencia 23