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Las relaciones internacionales no son una cuestión de buenos y malos, de si nos quieren o nos nos quieren, es un problema de reparto del poder. Decía Raymond Arán que las relaciones entre los estados se basan en que, los que pueden hacerlo, imponen su voluntad. Una nación, al defender sus intereses, puede entrar en colisión con otras y para conseguir la victoria utiliza los procedimientos que considera convenientes incluyendo la guerra.
La Leyenda Negra contra España se produjo porque los españoles eran más poderosos y nuestros enemigos querían arrebatarnos el poder. Un país con 6 millones de habitantes (5 la Corona de Castilla y 1 la de Aragón) había descubierto, conquistado y evangelizado un continente. Si no nos podían derrotar económicamente, militarmente o culturalmente, para ocultar su enorme frustración, era inevitable que sus enemigos acudieran a lo que ahora llamamos la guerra sucia y como no nos podían achacar inferioridad económica nos atribuyeron inferioridad moral y toda clase de defectos.
Lo intolerable e inaceptable es que acudieran al racismo. Decían que los españoles éramos una raza inferior porque se habían contaminado con la sangre de moros y judíos a consecuencia de su pasado musulmán y de la proximidad a África. De ahí vino la frase “África empieza en los Pirineos» atribuida a Alejandro Dumas. Y añadían que todo se debía a que habían tenido suerte con el descubrimiento.
Lo grave, lo que no ha ocurrido en ningún otro país ha sido que la mayoría de las élites intelectuales españolas aceptaron la argumentación de nuestros enemigos, que España era un país más intolerante que los demás, que era una vergüenza entre las naciones desarrolladas.
Esto ocurrió con los ilustrados del siglo XVIII, con los hijos de los ilustrados, con los nietos de los ilustrados, con los escritores de la Generación del 98 y continúa actualmente especialmente con la izquierda y con los separatistas catalanes y vascos. Para ellos todos los grandes episodios que jalonan la historia de España han sido una calamidad: la Reconquista, una muestra de fanatismo religioso frente al avanzado y tolerante Islam; la conquista de América, un expolio y genocidio de los bondadosos indígenas; las guerras de la Reforma, la Contrarreforma y la guerras de Flandes la manifestación de la extrema intolerancia de un pueblo fanatizado y salvaje.
El perjuicio que esos intelectuales han ocasionado a España ha sido enorme. Ha calado la idea en el pueblo llano que “en este país todo funciona mal” y somos inferiores al resto de los europeos.
Enrique Gómez Gonzalvo 25-07-2016 (Clave 120)
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Todos los países que han ejercido una hegemonía mundial han sufrido “una leyenda” parecida, pero a los ingleses y franceses, por ejemplo, les ha dado completamente igual estas opiniones de sus enemigos, “ladran luego cabalgamos”, pero entre nosotros han sido demasiado los españoles que la han dado por buena. Y lo peor es que, aunque según el historiador e hispanista Henry Jamen, la “leyenda negra” ha dejado de existir desde hace muchos años en el extranjero, en España son todavía muchos los españoles que siguen teniendo una pésima opinión de nosotros mismos y de nuestra historia.
Enrique Gómez Gonzalvo 25-07-2016 (Clave 120)´
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Enrique Gómez Gonzalvo, 25-07-2017, Referencia 120
Creo que, concretamente «La leyenda Negra», la cual muchos españoles todavía acusan, no empezó con los reyes católicos, sino con la llegada del absolutismo borbón impuesto por los teje maneges de Francia e Inglaterra. Pues según los sucesos históricos se pede deducir que fué a partir de la llegada de estos, a la corona española, cuando se observa que los únicos logros y meritos de el estado español solo se puede atribuir al pueblo y no a la corona ni al estado nacional. Elementos que, da la sensación, solo han entorpecido el progreso de nuestro país desde la fecha.
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