El origen del concepto de justicia social se encuentra en lo que Aristóteles llamaba justicia distributiva y que consistía en que todas las personas deberían poder disfrutar y acceder a una serie de bienes imprescindibles como pueden ser la educación o la alimentación.
Actualmente los que más hablan de justicia social son la extrema derecha (Falange Española y Fuerza Nueva) y la extrema izquierda (Podemos), si bien estos últimos le llaman solidaridad. Los falangistas decían ¡Por la patria, el pan y la justicia!
Rara justicia que no es administrada por los jueces sino por los políticos. En realidad lo que se busca no es la justicia, sino la igualdad.
La Iglesia Católica tomó esta idea aristotélica y fué más allá y así San Ambrosio en el siglo III decía que todo rico es ladrón o hijo de ladrón. El papa Francisco ha afirmado “el no matar debe aplicarse a un sistema económico basado en la desigualdad y en la exclusión”. Este “sistema” se refiere al capitalismo, que es precisamente el que ha traído la mayor riqueza y bienestar para la humanidad.
La realidad es que la demanda de “justicia social” o de “igualdad” ha quedado muy gravada en la civilización occidental y todos los partidos políticos buscan la erradicación del hambre, de la pobreza, de las enfermedades y el bienestar de la población. En esto están de acuerdo la derecha y la izquierda, los creyentes y los agnósticos. Difieren en el procedimiento a seguir.
–El comunismo propone no solo la igualdad, sino distribuir la riqueza producida en un país según las necesidades. Ha tenido un efecto desastroso en la producción y en la libertad de los individuos y los ha conducido a la miseria.
–La social democracia, parte del principio de que todos los individuos tienen derecho a un nivel mínimo en educación, sanidad, vivienda, etc. Es el llamado estado de bienestar. Intentan conseguirlo conciliando socialismo con capitalismo, pero esto es imposible porque ambas ideologías son antagónicas.
–El capitalismo pone más hincapié en aumentar el tamaño de la tarta para que todos puedan participar en el festín. No condena a los ricos. Considera que todo el mundo tiene derecho a hacerse millonario, siempre que cumpla las leyes y puede llegar hasta donde su esfuerzo personal, su valía y la suerte se lo permitan, con una condición: que cumpla la ley.
La economía no es un juego de suma cero, donde lo que gana uno lo pierde otro. Por eso, que haya muchos pobres no quiere decir que haya muchos ricos. En Corea del Sur, por ejemplo, hay muchos pobres y tampoco hay ricos. La experiencia nos enseña que los “bill gates”, que partiendo desde abajo se hicieron ricos, a la vez, mejoraron la situación económica de millones de personas.
La igualdad ha de existir, pero igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades, no igualdad económica.
Es evidente que a los desheredados por la fortuna se les debe ayudar, pero… ¿es lícito, aunque lo haga el Estado, quitarle el dinero al que lo ha conseguido honradamente trabajando, quizá haciendo horas extraordinarias, para dárselo a otra persona, aunque ésta no quiera trabajar?
La ayuda debe consistir en enseñarles a pescar, no a darles el pescado.
Enrique Gómez Gonzalvo. 20/07/2016 (Referencia 115)