
Hace unos días sentí una profunda tristeza. En la portada del periódico El País, una fotografía ocupaba media página. Era la plaza de la Habana abarrotada, el Papa celebrando misa y al fondo un enorme retrato de Che Guevara.
Al ver al Sumo Pontífice confraternizando con el comunista que lleva encarcelando, torturando y asesinando a su propio pueblo más de 40 años, se puede pensar que Cristianismo y Comunismo tienen puntos comunes. Que Che Guevara dió su vida por los pobres y que Jesucristo, ahora, votaría Izquierda Unida.
Que entre la idea cristiana de amor al prójimo y quitar el dinero a los ricos para dárselo a los pobres no hay tanta diferencia.
La realidad es que el comunismo ha sido el gran enemigo de la Iglesia Católica. Durante la Guerra Civil fueron asesinados en España más de 8.000 sacerdotes, 10 obispos y miles de personas por ir a misa.
Continuando con estas reflexiones me pregunté para qué ha ido el Papa a Cuba.
¿Querría convertir a Fidel a Castro? No consta que se arrodillara ante el Santo Padre pidiendo la absolución pos sus numerosos crímenes.
¿Qué le contestaría, cuando burlonamente, le preguntó cuál era el trabajo de un papa?
Se entrevistó con Fidel y con su hermano Raúl, pero no recibió a las Damas de Blanco, a los disidentes, a los representantes de ese 30 % de cubanos que están en el exilio porque buscaron la libertad.
Entonces… ¿a qué fue a Cuba? Allí se va a consolar y a dar la bendición a los que sufren persecución por la “justicia” de Fidel. No a hablar con el verdugo sino con las víctimas
Se cuenta una conversación de la Reina con Castro: ¿Por qué no abres un poquito la mano, Fidel? A lo que contestó: Si abro un poquito ellos querrán “un muchito.” Tip y Coll tenían más gracia.
Parecida sería la conversación con Fraga, cuando éste lo recibió y lo paseó por toda Galicia. En este caso sí sé por qué lo hizo: para que los progres le perdonaran su pasado franquista. ¿No sabía que igual le iban a seguir llamando asesino? Pero tuvo su minuto de gloria y los amigos de Fidel, que son muchos, le aplaudieron
Enrique Gómez Gonzalvo, 14/12/2015 Referencia 3